Història de la nostra imatge
CAPÍTULO I. LAURA
Pensaba antes de comenzar a escribir este texto en que momento aprendí a mirar, o más bien, a mirar algo más. Sin duda fue a través de la fotografía, de la luz y de su ausencia, de los pequeños detalles, todo ello se convirtió en algo cotidiano y sobre todo, en algo importante. Eso se trasladó a las imágenes cinematográficas, a la trascendencia del gesto, del instante, de unas manos o de algo tan hermoso como contemplar una mirada.
Aplicando esta visión originaria al balance de la evolución de las imágenes en estos dos años de visual, a mi desarrollo personal, este escrito solo puede emerger entre el equilibrio y la confusión sintiendo de este modo siempre la imagen como un duelo que constantemente hace mutar la forma de mi percepción, más allá de las formas elementales, hacía una nueva sensibilidad.
Invocando a Barthes y a Deleuze y a esta tentación particular del cine y la fotografía pienso tanto en el movimiento como en la posibilidad de pausa, en la detención de la imagen, el fotograma que surge de ella como certeza de lo fotográfico sumido dentro del filme. Parece difícil pensar, escribir, trabajar sobre una película sin estudiar sus imágenes que se acaban encontrando a sí mismas como un lenguaje, como un acto diligente que comprende un significado que se transforma en una construcción discursiva.
Evolución implica tiempo y movimiento, evolución que ha llevado a cabo Visual y en la que ha habido cabida para muy diversas expresiones y para un trabajo constante en torno a la imagen. Siempre es bueno hacer introspección, más en esta fecha señalada, quisiera por ello intentar cerrar el texto con una suspensión del tiempo, me vienen a la mente la visión del rayo verde en El rayo verde y la hora azul en las Cuatro aventuras de Reinete y Mirabelle de Eric Rohmer no porque el tiempo se detenga sino por transformarse en instante aunque se sienta eterno, dice Reinette en el filme que en realidad en ese momento de la hora azul el silencio de la naturaleza asusta, que es como si dejase de respirar, se hace necesario también en nuestro desarrollo ese silencio, en forma de reflexión, sin que implique detenerse, para que sigamos captando, transformando y haciendo un poco nuestras las imágenes para que no dejen de respirar.
CAPÍTULO II. DAVID
Al margen de cada una de las imágenes sobre las que hemos trabajado estos dos años de visual intento, en un ejercicio personal, enfocar sólo aquellas en las que me he sentido realmente identificado. Son tantas las que conforman nuestro ecosistema que cuesta apenas diferenciarlas. Convoco por tanto las correspondientes a mi primer texto como imagen primaria y lugar a partir del cual mi imaginario se puso en marcha. Esa alusión conforma un punto de partida, pero es absurdo ahora, muchos textos después, muchas imágenes después, recurrir a ella como significado o sentido de nuestra aventura. La olvido, e intento centrarme en las últimas imágenes trabajadas, las que todavía fuerte fluyen en mi cabeza, pero menos aún servirán para definirme.
El verdadero alcance de toda esta historia es que empezamos a manejar unas imágenes, mas o menos concretas, para perdernos junto a ellas articulando otras indefiniciones que nos animan a seguir construyendo. Las quiero mirar, pero es tontería. Una manera de sintetizarlas es hallar un plano, o un encuadre que ayude a recuperarlas. Una escena arcana donde una libreta con hojas garabateadas definiera, algo vaga, la emoción de un vacío por colonizar. Siguen siendo pesadas y a duras penas las enfoco ordenadamente en mi cabeza.
Entonces recalo en la sombra de Peter Pan como alegoría absoluta de una imagen caprichosa que rehúye de uno mismo. Una sombra imposible de atar o distinguir si no es sintiéndola como tuya propia. Peter se ofuscaba en verse reflejado porque sabía que su espejo no era solo una imagen de si mismo sino una imagen de su alma. Ese alma empecinada en no crecer jamás ni tener que desarrollar una conducta propia de la adultez o la madurez.
Una forma de halagar la mirada joven y desenfadada de un niño eterno es exactamente la misma que nosotros queremos tener acerca de lo visual: sus imágenes niegan ser solo eso para unirse dichosas a las sombras autónomas de un insubordinado Peter pan. La sombra es algo que obsesivamente alienta el deseo de mirar al cine con misterio. Y misteriosos son los caminos que nos han traído hasta aquí hoy, no pereciendo por completo, pero sufriendo innumerables transformaciones, brotando ilusionados una intuición que aún todavía nos mantiene unidos.
Amamos hasta el botón más insignificante de la nave en la que embarcamos, pero amamos mucho más las manchas, reflejos, destellos, fugas, sombras en definitiva que hemos ido dejando libres, sueltas sin dueño en el espacio virtual de una experiencia, aún ahora, no del todo consumida, no del todo muerta o encontrada.
CAPÍTULO III. DÉBORAH
He intentado escribir muchas veces este texto sin éxito, ahora voy en el tren camino de madrid. Recuerdas Blanca las veces que hablamos de los trenes y las estaciones? creo que siempre llevamos visual dentro de nosotras, incluso ahora que es algo completamente distinto a lo que imaginamos, quizá un poco como todas nosotras.
Si miro mis textos me reconozco en todos, en todos reconozco mi compromiso, que no un método. Solo es un compromiso conmigo misma. Mis textos y las imágenes que los pueblan son como espejos, lugares donde me miro para mirar mejor, cada texto es un fundido, cada fundido es un espacio negro donde vibra quien soy, quienes somos. No ha sido nada fácil llegar hasta aquí, aunque visual siempre ha salido fortalecida. Cada una de nuestras decisiones, personales o laborales, las que parecieron minar o traicionar lo que somos solo nos han hecho más fuertes.
Han tenido que pasar doscientos textos e infinitas imágenes para reencontrarnos. Visual es de verdad un mapa de nuestros cuerpos de nuestras almas, y un árbol genealógico . Visual es testigo parlanchín de quienes somos de los que llegan y se van. Nuestros amores, nuestros miedos, nuestras madres, nuestros muertos.
Siempre quisimos (queremos) darle a las imágenes, a los sonidos, a las películas algo nuestro, darles algo de nuestra existencia, decidimos quemarnos con ellas y arder y no sé vosotras pero yo veo mucho más que cenizas. Veo las ciudades que nos han acogido, los compañeros, las risas, la emoción de las noches, nuestros encuentros, veo a Visual poblada de lo mejor de nosotras mismas. Siempre he sentido mi mirada inundada por la vuestra, mezclada, cambiante viva. Esto solo fue posible por y con vosotros. Esto solo es posible así.
Salidos y finiquitado ya el barroquismo visual de visual, terminado ese proceso bulímico y asentadas ya en esta nueva línea de sencillez, ¿quiénes seremos mañana?
CAPÍTULO IV. SOFÍA
Desde que me fui a vivir fuera de España la mayoría de mis seres queridos se han convertido en imagen, en pantalla. A veces, con disimulo, acaricio la pantalla para creer que están más cerca o capturo un still de nuestro encuentros como si estuviéramos en el mismo bar tomando una cerveza. Supongo que yo también me he hecho pantalla para muchos a través de mis redes sociales, de los selfies que envío para que vean mi nuevo corte de pelo o el clima que está haciendo. Imágenes fragmentadas que van completando la totalidad de mí que imaginan en ese momento, en ese lugar. Hay un encanto en la imagen en pantalla que cuando se acaba reparte una sensación solamente parecida al fundido a negro de las películas. Cuando cuelgo en skype, cuando cierro el whatsapp, ese aire de despedidas.
Ese parón o golpetazo en el que te has vuelto a quedar a solas después de todo. He dejado de ir al cine con frecuencia, ahora veo las películas en esta misma pantalla frente a la que escribo, y reconozco que los fundidos se han vuelto la imagen más poderosa, más dolorosa incluso que el reconocerme en el protagonista agotado o en el paisaje imponente (a veces mi rostro se refleja en la pantalla en negro y es asustador). No hay imagen comparable a la imagen que (nos) falta. Tengo álbumes con cientos de fotos que tomo mientras hago skype y siempre que lo abro es una alegría y un recuerdo.
Desde que todo es pantalla -desde que yo también soy on-line, avatar- mi forma de ver el cine no es la misma. Las películas son ahora aptas al tacto, a cogerlas, a eliminarlas. Son pocas las imágenes que no me atrevería a tocar nunca, en este momento me viene a la cabeza los velos que se deslizan en The Assassin, por ejemplo. Y esto es raro.
Me gusta la idea de la imagen hoy, de cómo me completa y me invade y de cómo yo tengo el poder de expulsarla o modificarla a mi antojo y a mis ganas. Creo que esta web, hoy de aniversario, envuelve esta imagen que no consigo describir y la hace realidad igualandonos a cosas tan maravillosas como imposibles.
CAPÍTULO V. BLANCA
Las primeras conversaciones en radiografiar las costillas de Visual andaban inquietas por la escritura, el análisis, la funciones narratológicas de tal o cual guión, el sentido del encuadre e incluso el armazón de las propias películas…distintas cuestiones formales que hemos mandado, sin prisa y sin pausa, al puto carajo. 🙂
Visual nació estructuralista, irónica y juguetona y ha crecido como naturaleza romántica más ligada a la percepción y la corporalidad de las personas que la visten que al propio cine. Visual+2 hoy, es un ser de luz, una “cartográfia cognitiva” que dota de sentido nuestros acercamientos al arte. Porque se ha creado en fuga y en tránsito, en los trayectos de viajes, en los encuentros mentales, en las noches de amor, en las acusaciones malentendidas, en el duelo y en los stickers de Facebook, ha reforzado su persona virtual y efímera. Visual ha dejado de ocuparse del séptimo arte para hacerlo de la mera representación emocional, una mediación que redime la perdida en los detalles. Asumo mi parte de culpa en esta deriva que azuza la forma, pero que curvas! y qué imágenes en poca resolución embebemos, tan llenas de sentido en su nula legibilidad
Decía el tito Jameson que los texto conspiratorios del cine son aquellos en los cuales se hace un esfuerzo colectivo por desentrañar el lugar en el que estamos y las formas que han sido ocultadas mediante la impersonalidad burocratica. ¿Qué es Visual+ 2 años sino una forma de crítica conspiradora que lucha contra la burocratización del oficio? Un método de subjetivar el mundo para sentirnos más yo y más tú. Hemos creado una narración al margen en la que es casi imposible trazar patrones, joder qué orgullosa estoy de vosotros y de este reducto virtual. Como si fuese posible recuperar la autonomía en los medios de masas, aquí estamos, en mitad de LA INTERNÉ, en un salto al sinsentido, en una revalorización de lo narcótico.
Lo único que no hemos abandonado en este breve paseo de dos años ha sido el culto a una imagen “premuseal”, aquellas imágenes que exhibimos fragmentadas, antes de que cobren coherencia en un discurso narrativo, antes de que su fuerza dialéctica sea apagada por un contramano y antes de caer en la ruina de volverse mero comentario. Una imagen como extensión de la vida, no como propio arte o propia pintura o propio cine, una imagen que niega la restitución o restauración de la totalidad por medio de la apariencia. Nuestra imagen pobre, nuestra imagen rota, nuestra imagen pixelada, nuestra imagen sombra. Nuestra.
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¡¡ FELICES 2 AÑITOS !!